No creí pertinente escribir de este tema a continuación, pero hoy por la mañana me dieron una noticia la cual me hizo estallar en ganas de hacerlo.
La pérdida de un ser querido a estado en nosotros alguna vez (para los que no es así, que bueno). Cuando tenía 4 años de edad murió mi hermana Ana; ella era la que estaba más tiempo conmigo y se hacía cargo de mí. Tengo el vago recuerdo de caminar con ella tomado de su mano por la calle Juan Sánchez Azcona cerca del lugar en que hoy día se encuentra la estación de la línea 2 del metro “Regina” por la avenida Alfonso Reyes (o avenida Universidad, ya ni sabe uno…). Caminábamos hacía
Otra pérdida en mi familia la cual recuerdo, es la de mi tía Inés. Ella conoció al Señor Jesucristo y se entrego a Él en vida, lo cual nos asegura el poder verla el día de la resurrección cuando Cristo vuelva. Cuando mi hermana Miroslava me dio la noticia, estaba llegando yo de una borrachera con unos amigos. El día en que sepultamos a la tía Inés fue el primer día que pude ver llorar a mi papá, pues nunca lo había hecho enfrente de nosotros; papá siempre nos pareció alguien sin sentimientos, pero aún los corazones más duros se doblegan al sentir una gran perdida como lo es el no volver a ver a una hermana querida.
Entre otras pérdidas de seres alegados, una sin lugar a dudas que es la que más recuerdo y de la cual no me recupero aún al cien, es la de mi sobrino Israel (fue hace 4 años). Murió atropellado sin haber cumplido los 2 años de vida. Ahora no puedo regresar el tiempo atrás para cargarlo y tratarlo con más aprecio y amor, los cuales me faltaron de darle en los pocos o muchos días que Dios me dio la oportunidad de tenerlo cerca de mí. La imagen más viva que tengo de él, es cuando una mañana despertó primero que yo estando él en la litera de abajo, en seguida desperté yo y cuando baje de la litera de arriba lo observe que estaba calladito en posición de gateo esperando que alguien lo bajara de la cama para comenzar el día.
Otra pérdida cercana, no tiene ni un mes de ocurrida y es la muerte de mi sobrino adoptivo Adriancito Emmanuel hijo de nuestros mejores amigo Adrián y Minerva. A ellos les debo (aparte de una lana), el haber hecho casi lo imposible para que mi esposa Alicia y yo por fin nos pudiéramos casar; en los momentos difíciles ellos estuvieron ahí con nosotros. Adrián fue quien me levanto del suelo cuando Miroslava me dio la noticia que Israel había muerto, cuando ella aún lo sostenía en sus brazos. Fue a Adrián a quien le hable llorando cuando mi suegra me dijo que no quería que me acercara a su hija Alejandra (quién hoy es mi esposa). Adrián fue quién ha tocado conmigo en mis mejores eventos que preparé para mi Dios. Con él he grabado muchas cosas para alabanza de Dios. Mine y Adrián cantan con nosotros en el coro de la orquesta ORAD, el cual comenzamos desde hace 3 años. En fin con ellos hemos pasado muchas cosas, aún la muerte de su único hijo Adriancito, el cual no tenía ni un año de vida.
Hoy me abordo la hermana Raquel y me dio la noticia de nuestra hermana Sori…ella cantaba alabanzas a Dios cuando ocurrió su accidente…ayer fue la sepultura de ella. Ángel, su esposo, sabe que ella se levantará el día en que Jesús regrese a buscar a los suyos.
La promesa de Dios es clara (búscala en 1 Tes. 4:13-18 y en Apocalipsis 21:1-4). No bajemos la cabeza ante la pérdida, antes levantémosla porque nuestra redención está cercana y “los muertos en Cristo resucitarán primero” para que tanto ellos como nosotros “los que hayamos quedado”, con el gozo indescriptible con palabras nos inunde por ver nuestra liberación de la muerte del pecado. Ahí “ya no habrá más muerte ni clamor ni dolor”, todo habrá pasado, no lo recordaremos más, no más fríos, enfermedades ni mentiras, pues Cristo lo habrá acabado todo para darnos la vida eterna junto a él. Que este sea tu deseo hoy, porque sí es el mío. Amén.