Venid

Estoy en el pasillo de la escuela…llega un hermano en Cristo y me dice: Necesito que me apoyes… Él, evidentemente tenía algo muy importante por hacer y le dijeron que yo le podía ayudar.

Él habló conmigo y me dijo que necesitaba que dirigiera la orquesta para su examen profesional como licenciado en composición que se va a tocar en un mes. Su hablar parecía inquieto al igual que sus movimientos corporales por ser esto muy importante para su examen final de carrera. También parecía un poco apenado por no haberme dicho con más tiempo.

Lo mismo sucedió hace 3 semanas con los alumnos de composición de otros semestres. Me dijeron con una semana de anticipación que dirigiera sus obras.

De pronto me sentí como el “último recurso”; me hablan porque ya no tienen quién les ayude. Yo no los rechace, y es más, le dije al hermano en Cristo que era para mí un honor dirigir sus obras para el examen.

En ese momento me puse en los “zapatos” de Jesucristo. Lo que pasa es que cuando ya no tengo más salida, cuando parece no tener solución nada, cuando mi fuerza desfallece; entonces es que lo busco. Y Dios no pregunta ni dice nada, solo me acepta con amor. No comienza a cuestionar ¿Por qué no viniste antes? ¿Por qué me agarras de último recurso? ¿Crees que yo puedo arreglar en poco tiempo el problema que tienes?.. Él solo te acepta así como estás.

El texto en Mateo 11:28 dice: “venid a mi todos los que estáis trabajados y cargados que yo os haré descansar”. No dice “venid a mi todos los que tienen un problema pequeño”, ni tampoco dice “venid a mi antes de ir a pedir consejo a otros dioses”… Él solo dice “venid a mi…” ¿en que momento?, en el momento en el que tu te des cuenta que Dios es más grande que tu problema y decidas ir a Jesús el Salvador quien te ama y que todo lo puede.

Él está deseoso de que lo hagas tu confidente, tu amigo quien te escucha, solo está en ti la decisión de ir con Él. Espero que nuestra decisión de ir a Cristo sea hoy y sea constante.

Dios siga contigo.