Desde que era jóven comencé a escuchar que una gran amenaza para la humanidad era el terrorismo. El escuchar esto me daba miedo. La verdad aún hoy me da miedo el hecho de pensar lo que este poder está haciendo hoy...mejor dicho lo que este poder esta por hacer, lo cual está en secreto...¿qué hará?
En repetidas ocasiones se ven en los noticieros los hechos violentos que los terroristas realizan para ganar más poder o solo infundir miedo. Y no solo hablo del 11 de septiembre en New York; también de la bomba de la semana pasada, del mes pasado y la del año pasado.
Hasta hace poco tiempo comenzaron a darle mucha publicidad a otro peligro aún más grande: El calentamiento global. Esta amenaza se le considera más letal que las guerras, el hambre, las pestes y más aún que el terrorismo; esta acabando con las vidas de personas, animales, plantas, construcciones, ciudades, etc.
Como ahora ya todos sabemos, esto es solo el resultado de nuestros actos y de nuestro descuido. No es mi objetivo hablarte de lo que todos los días vez, sino que quiero hablarte de otra amenaza más grande, un peligro que no es nuevo pero que se desconoce en demasía: El corazón humano.
Las guerras, el terrorismo, las enfermedades, el calentamiento global y muchos desastres más son hechos o concebidos en el corazón del hombre. La maldad que hay en él parece no tener límite. Los deseos del corazón, el humano quiere hacerlos realidad aún a costa del dolor, o el desastre del vecino.
Vivimos en un mundo de humanos que desean alcanzar cosas. No estoy diciendo que el desear tener cosas es malo, sino el hecho de pasar por encima de cualquier prójimo por el solo hecho de desear y levar a cabo lo deseado. Claro que el hombre siempre tiene sus justificaciones, pues desde el principio sucede así; Eva le dijo a Dios: La serpiente me engañó. Adán le dijo a Dios: La mujer que me diste me dio a comer del fruto. Cortamos miles de pino paras adornarlos en Diciembre y decimos: Son para celebrar la navidad. Escusas y más escusas.
(No estoy diciendo que por cortar pinos es que viene el calentamiento global...me explico.)
Los deseos del corazón sobrepasan el entendimiento, nos invade algo que no nos deja pensar en que es lo correcto delante de los ojos de Dios o de los hombres. La televisión nos invita a pensar: "Obedece tu sed". Que reflejo más grande de la condición humana. (Dios lo dice mejor en Jeremías 17:9).
Así que no le echemos la culpa a Dios, pues solo en el corazón de Él, quien es Amor, se concibió la salvación del hombre y cada instante salen de su corazón las muchas bendiciones que recibimos aún sin merecerlas. Amén.